Una exposición muestra desde el próximo lunes 16 de mayo en la sala Cajasur-Gran Capitán la importancia que esta disciplina tuvo en la trayectoria del malagueño y el uso virtuoso que hizo de distintas técnicas.
Picasso es un artista inagotable. Cada año protagoniza diversas exposiciones por todo el mundo y da la sensación de que los enfoques para el análisis de su obra se bifurcan y multiplican sin freno. Una producción tan abundante y una personalidad tan poliédrica generan continuamente nuevas expectativas de acercamiento, renovadas pautas de estudio que incorporan con frecuencia sus relaciones con artistas coetáneos o la influencia que ha tenido en creadores posteriores. Y el examen de las secciones menos conocidas (para el gran público) de su producción artística. Ahí figura el grabado, que por el número y la calidad de las piezas compone una parte relevante de su obra. Así se podrá comprobar en Córdoba a partir del próximo lunes gracias a la exposición Picasso grabador, organizada por la Fundación Cajasur como apoyo al proyecto de la Capitalidad Cultural de Europa en 2016 y que tendrá como sede, hasta el 30 de junio, la sala Cajasur-Gran Capitán.
La muestra, comisariada por Martine Soria y que recientemente pudo verse en la sala BBK de Bilbao, refleja la intensa relación que mantuvo el artista malagueño con esta técnica artística desde que realizara en 1899 El zurdo, un grabado en el que representó involuntariamente a un picador zurdo, al ignorar que debía grabar el tema al revés. La exposición pone el acento, a través de algunos ejemplos seleccionados de ese inmenso trabajo, en las diferentes técnicas de grabado que utilizó Picasso en su prolífica trayectoria artística. Consta de 70 obras, realizadas fundamentalmente entre 1922 y 1971 y prestadas por el museo de cerámica de la localidad francesa de Vallauris, en la que residió, y diversos particulares.
Picasso era "un inquieto y un apasionado de todas las técnicas y se entregó con pasión a las artes de la estampa a pesar de que se consideraban una expresión menor", señaló Soria en la inauguración de la exposición en Bilbao. El recorrido del Picasso grabador se inicia con el grabado a punta seca y culmina con su dominio de la aguatinta, tras dejar patente su maestría en el arte de la litografía y redescubrir el linóleo, que le permitió eliminar las fronteras entre el arte y la artesanía. El grabado fue una técnica en la que Picasso meditó, trabajó y experimentó como pocos han hecho en la historia del arte. Su obra gráfica da testimonio de sus sentimientos e ideas.
Al indagar sin descanso en los múltiples recursos del grabado, y al enriquecerlos, Picasso abordó todos los campos de los procesos de reproducción, incluida la ilustración de textos. También mostró una notable creatividad e imaginación a la hora de realizar carteles destinados a transmitir un mensaje determinado a un amplio público.
La temática utilizada por Picasso en sus grabados va frecuentemente de la mano de temas utilizados en otras de sus facetas. En ocasiones, algunos personajes aparecen antes en sus grabados que en las pinturas o dibujos. De forma paralela a sus etapas estilísticas, se puede clasificar su obra grabada en función de las técnicas utilizadas.
Su último aguafuerte en plancha de cobre, La mujer ante el espejo, está fechado en marzo de 1972, un año antes de su muerte (el 8 de abril de 1973).
La muestra repara también en la relación de Picasso con Max Jacob, Jaime Sabartés, Ramón Reventós o Paul Éluard, y en su unión con el pueblo de Vallauris en los años 50 y su entusiasmo por la artesanía local.
La exposición será inaugurada el lunes a las 19:30 h. por el presidente de la Fundación Cajasur, José Carlos Pla. Abrirá sus puertas de lunes a sábados, de 10:00 a 14:00 h. y de 18:00 a 21:30 h., y los domingos y festivos en horario matinal de 10:00 a 14:00 h.
Fuente: El Día de Córdoba (14/05/2011)
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