viernes, 20 de mayo de 2011

LA PROTECCIÓN, RECUPERACIÓN Y REVITALIZACIÓN DE LOS CENTROS HISTÓRICOS


Los centros históricos se enfrentan a profundos cambios funcionales y sociales. En ellos se imbrican centralidades históricas, económicas, culturales, turísticas y simbólicas, también se configuran realidades urbanas conflictivas donde conviven en tensión permanente, la tensión del cambio, viejas y nuevas funciones. La planificación urbana está teniendo dificultades para adaptar los paisajes del pasado a las necesidades del presente.

El paisaje cultural heredado es una realidad urbana dinámica donde los problemas de reorganización interna, ya sean de reforma, renovación, protección o recuperación, han estado siempre presentes. Por ello, no existe una vía única de intervención en los centros históricos, primando en unos casos planteamientos conservacionistas y, en otros, posturas enmarcadas en estrategias de recuperación de naturaleza más integral. Siempre que en la Historia se producen cambios socioeconómicos de gran calado, éste es el caso de la revolución de las nuevas tecnologías de la informática y de la telemática, del turismo de masas o de la globalización de las pautas de consumo, hay que replantearse en nuevos términos la cuestión de la funcionalidad de los centros históricos.

En la vida de una ciudad, en cuanto realidad urbana viva y dinámica, las políticas de protección y recuperación, para ser eficaces, tienen que dotarse de instrumentos capaces de regular la tensión existente entre unas realidades físicas estáticas y unas realidades socioeconómicas cambiantes. En España, país de vieja cultura y civilización urbana, desde la puesta en marcha de los Estudios Piloto de Rehabilitación Urbana por el gobierno de la UCD, en los primeros años de la transición democrática, a los Programas Urban, desarrollados con apoyo financiero de la Unión Europea, se ha producido un "salto cualitativo" en la valoración de la dimensión histórico-cultural de la ciudad, en los métodos de análisis de la realidad urbana y también en las técnicas y modelos de intervención urbanística, ganando fuerza planteamientos de recuperación y puesta en valor de la ciudad histórica.

La confluencia de factores de naturaleza diversa, política, económica, social y cultural han permitido que, en el ámbito jurídico, se hayan creado los marcos necesarios para poder desarrollar políticas urbanas capaces de romper con el ciclo de la degradación-renovación especulativa, vigente todavía en el último tercio del siglo XX. Sin embargo, en el ámbito de la realidad, subsisten problemas de deterioro físico, degradación social y pérdida de vitalidad funcional, tanto en grandes como en pequeñas y medianas ciudades. La recuperación integrada está teniendo dificultades para consolidarse debido, además de a cierta escasez de recursos y las dificultades de gestión, a un cierto olvido de las dimensiones sociales y funcionales. No está resultando nada fácil, tal como se señalaba con referencia a Barcelona, encontrar un nuevo equilibrio entre la ciudad del progreso y la ciudad de la cultura (Grau, 1989).


La difusión de la ciudad en el territorio, el estallido de las estructuras urbanas tradicionales y las insatisfacciones del planeamiento urbanístico, aconsejan, en estos comienzos del siglo XXI, plantearse algunas preguntas: ¿cuál debe ser el papel de los núcleos históricos en las nuevas estructuras urbanas y territoriales?; ¿cuál es el papel y dónde están los límites del turismo y la cultura en la recuperación de los centros históricos?; ¿qué innovaciones es necesario introducir en el terreno de la planificación y de la gestión para llenar de funcionalidad renovada a espacios cargados de valores y de símbolos?.

Miguel Ángel Troitiño Vinuesa
"Ciudades, arquitectura y espacio urbano"

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