martes, 1 de noviembre de 2011

PRÓLOGO DE PRESENTACIÓN PARA EL CATÁLOGO DE LA XII EXPOSICIÓN DE FOTOGRAFÍAS ANTIGUAS "NUESTRA MEMORIA EN BLANCO Y NEGRO"

          Desde que los franceses Joseph-Nicéphore Niépce y Louis Jacques Mandé Daguerre inventaran la fotografía en la primera mitad del siglo XIX, con diferentes avances acontecidos entre 1814 y 1838 (año en el que fue tomada la primera fotografía, conocida como “Daguerrotipo” del Boulevard du Temple, en París), ésta estuvo ligada a la creación artística, ya que bebió hasta saciarse en el manantial pictórico, tomando un doble camino, paralelo, eso sí: el puramente artístico (fotografía creativa, de autor) y el de la fotografía documentalista. Ésta última, nació para testimoniar un acontecimiento o momento determinado, tomando del natural las imágenes, de forma que el fotógrafo levanta una especie de acta notarial de la realidad mediante su cámara.

Como historiador del Arte, tengo que decir que la fotografía es considerada y analizada desde un punto de vista eminentemente estético, pero como experto en Gestión del Patrimonio y aficionado a la fotografía, entiendo que ésta no solamente constituye un objeto con el que obtener un goce estético, lúdico, didáctico, etc., sino que posee un valor polisémico, pues como fenómeno complejo, es un crisol en el que se funden múltiples valores y funciones. Uno de estos valores es el documental, en este caso asociado a la etnografía.

En este sentido, es importante tener muy presente que la fotografía también se ocupa del patrimonio cultural (monumentos histórico-artísticos, arquitectura popular, fiestas, costumbres, tradiciones, formas de vida, ...) que continuamente está desapareciendo, volviéndose un instrumento imprescindible para atestiguar los procesos de cambio, de manera que el valor testimonial de la fotografía constituye una de sus más importantes ventajas: nos brinda la posibilidad de acercarnos a realidades lejanas (temporal y/o espacialmente) y en ocasiones ya inexistentes, de tal manera que hoy día se erige como un verdadero documento social.

En palabras de Cartier – Bresson, "la fotografía (...) capta el instante y su eternidad", por ello, conviene resaltar que las imágenes eternizadas que se incluyen en este catálogo expresan el encuentro entre nosotros, como observadores etnográficos, y un cúmulo de acontecimientos, en apariencia efímeros o fortuitos, pero que, sin embargo, participan en la construcción de una historia, una historia protagonizada y escrita, en forma de imágenes, por Dos Torres y sus gentes (paisaje y paisanaje).

Es importante destacar también el valor afectivo que encierran las fotografías que se incluyen en este catálogo, pues nos permiten viajar en la memoria, evocando recuerdos de muchos seres queridos y conocidos, así como de momentos vividos en el pasado.

Esta versatilidad de las fotografías, desde una perspectiva histórica y etnográfica, las convierte en unos documentos visuales sincréticos, por la capacidad de integrar diferentes aportes informativos, y susceptibles de ser musealizados / expuestos, como es el caso que nos ocupa.

Dicho esto, quiero expresar mi más sincero agradecimiento a Carlos Alcalde Gallardo, por haberme confiado la gratificante tarea de presentar este catálogo número XII de la exposición de fotografías antiguas “Nuestra Memoria en Blanco y Negro” (desarrollada en agosto de 2010).

Sin lugar a dudas, ésta es una iniciativa que ha sido bien acogida por todos los agentes implicados (Administración, empresas patrocinadoras y ciudadanía), algo que resulta ser la clave para el éxito de cualquier proyecto cultural como lo es éste, ya consolidado y que espero perdure durante mucho tiempo (salvando esta difícil etapa de recortes que está padeciendo la Cultura a causa de la crisis económica), por su acertada contribución a la conservación, estudio, comprensión y difusión de la identidad cultural de Dos Torres y la comarca de Los Pedroches.

Como en la mayoría de los casos, son las personas que están detrás las que hacen grande a un proyecto o iniciativa cultural, el capital humano, y en este caso particular hay un nombre propio, el de Carlos Alcalde Gallardo, impulsor, coordinador y comisario de las exposiciones y catálogos de fotografías antiguas. Su labor, desde el trabajo de campo para la recopilación, identificación y documentación de las fotografías existentes en los archivos familiares hasta la supervisión de la reproducción de las instantáneas, el montaje de la exposición y la edición del catálogo correspondiente, es encomiable y digna de elogiar, rescatando y divulgando un patrimonio que forma parte de nuestra memoria colectiva.

Carlos es un hombre con una especial sensibilidad por el mundo de la Cultura, con un amplio bagaje de conocimientos fruto de sus ganas e inquietudes por aprender. Admiro su personalidad sensata, comedida y, sobre todo, su capacidad de lucha, superando los complicados obstáculos que la vida le ha puesto en su camino, un carácter forjado, en parte, por las tierras en las que ha vivido: Berlanga de Duero, precioso pueblo de la provincia de Soria que le vió nacer, Viladecans (Barcelona), donde transcurrió su infancia y juventud, y Dos Torres, donde actualmente reside desde hace unos lustros, sintiéndose como uno más entre los/as usías, al igual que él que les escribe, gracias a la hospitalidad de sus gentes, acogedoras y cercanas para con todos los que llegamos desde otros lugares.

Gracias Dos Torres,

Gracias Carlos.

 
© MIGUEL COLETO VIZUETE

Licenciado en Historia del Arte y Magíster Oficial en Gestión del Patrimonio
Colaborador Honorario del equipo docente de Patrimonio del Departamento de Historia del Arte, Arqueología y Música de la UCO
Técnico del Área de Cultura y Turismo del Excmo. Ayuntamiento de Dos Torres

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