Valerio Merino. Patio del número 6 de la calle Parras, en el barrio de San Agustín, lleno de visitantes durante el festival del mes de mayo
A continuación recojo textualmente el artículo publicado en ABC.es - Córdoba el 02/11/2011, que lleva por título LOS SUSPENSOS DE LOS PATIOS:
La candidatura a Patrimonio Inmaterial deberá subsanar cuatro carencias en pocos días si quiere aspirar a la declaración de la Unesco
Como los estudiantes que se enfrentan a un suspenso o a una nota peor de lo que esperaban, Córdoba afronta la reválida del examen que tiene que conducir a la declaración de los Patios como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad con la ventaja de saber en qué ha fallado, qué tiene que solucionar y cuáles son los puntos que la Unesco no ha entendido, como dicen los promotores de la candidatura, o bien en los que la propuesta no se ha extendido demasiado.
De los cinco requisitos que el organismo internacional daba, se encontraron faltas en cuatro, algo que se puede analizar teniendo en cuenta los elementos de que dispone la ciudad y lo que han hecho otras aspirantes que en años anteriores sí que han conseguido la protección de la Unesco.
El primero de los puntos exige que el elemento sea patrimonio cultural inmaterial, tal y como se establece en el artículo 2 de la Convención. Ahí se define como «patrimonio cultural inmaterial» los usos, representaciones, expresiones, conocimientos y técnicas, «junto con los instrumentos, objetos, artefactos y espacios culturales que les son inherentes» que las comunidades o individuos reconozcan como parte de su patrimonio cultural inmaterial. Se trata de algo, dice, que se transmite «de generación en generación», que los recrean «constantemente» las comunidades y grupos y que son éstos quienes les dan «sentimiento de identidad y continuidad».
En este punto, el texto de la Unesco asegura que la nominación «no explica cómo le proporciona a la comunidad un sentido de identidad y continuidad». Este será, según avanzaron los grupos políticos en su reunión del pasado lunes, uno de los puntos en los que se tenga que hacer hincapié, de forma que en el nuevo informe complementario se haga más explícito. Sobre este punto, Córdoba cuenta con un informe del Instituto de Estudios Sociales Avanzados de Andalucía (IESA) en el que los cordobeses insisten en la importancia de la fiesta y también alertan de la posibilidad de que se desvirtúe, lo que de alguna forma viene a señalar su imbricación social.
Así, el texto del IESA sostiene que «se pierden viejas constumbres expresivas», caracterizadas precisamente como patrimonio cultural inmaterial, que van desde la transmisión de conocimiento al cante y baile espontáneos que caracterizaban antes estas visitas. En el texto se dan dos claves sociológicas: por un lado, la apertura del ciudadano y su deseo de «ser visitado y de ofrecerse al mundo». Por otro, «el fatalismo del cordobés, que necesita del reconocimiento externo para valorarse», algo a lo que no sería ajeno esta candidatura.
Se trata de un punto que dos tradiciones inmateriales españolas, el Canto de la Sibila de Mallorca, que se realiza en la vigilia de Navidad, y los «castells» catalanes sí anotaron como identificativo de toda la población y así lo reconoció la Unesco. En este apartado se podrían añadir las visitas de los colegios y demás iniciativas que persiguen que la fiesta se siga conociendo, pero también los 700.000 visitantes, muchos de ellos cordobeses, que cada año hacen cola en las puertas de los recintos.
Medidas de salvaguarda
El organismo exige además que se explique cómo la consideración de la fiesta de los Patios como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad «contribuirá a dar a conocer el patrimonio cultural inmaterial y a lograr que se tome conciencia de su importancia». También se echa en falta una explicación más explícita, que ahora resaltará el informe complementario.
En el caso de las otras dos fiestas españolas, las explicaciones son claras. Para el Canto de la Sibilia servirá «para contribuir a la notoriedad del patrimonio y a la sensibilización de su importancia en el mundo». La candidatura de los castillos humanos catalanes aseguraba que constituiría «un instrumento de fortalecimiento de la cohesión social, fomentando al mismo tiempo el respeto del diálogo cultural y la creatividad humana».
El único requisito de la Unesco en el que Córdoba sale bien parada es el que se refiere a la elaboración de medidas de salvaguarda para proteger y promover el elemento. Algunas de ellas son las que ha puesto en marcha Vimcorsa hace algunos años, y que consisten en la adquisición de algunos inmuebles donde se establecen patios históricos. Se consigue así mantener unos recintos que son de carácter netamente popular sin que peligre su integridad y carácter.
También hay suspenso en el cuarto requisito exigido por el organismo internacional: el que la propuesta se elabore con la participación más amplia posible de la comunidad, el grupo o los individuos interesados. Aquí hubiera tenido algo que decir la futura Fundación Patios de Córdoba, que el Ayuntamiento de Córdoba planea desde hace años y que hubiera tenido que acoger a todas las instancias, públicas y privadas, interesadas en la preservación de la fiesta.
Será uno de los puntos que haya que subsanar en los próximos días para presentar el informe complementario. Por el momento, el Ayuntamiento ha incluido a las dos entidades ciudadanas: la Asociación de Amigos de los Patios Cordobeses y la Asociación de Propietarios de Patios Claveles y Gitanillas, que es una de las que más se han distinguido en la defensa de la creación de este organismo.
La reunión de trabajo de la comisión municipal celebrada el pasado lunes implicaría a todos los grupos políticos del Ayuntamiento de Córdoba junto con las propias entidades asociativas, que de esta forma, como promotores de los patios cordobeses, manifestarían su conformidad con la declaración de Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por parte de la Unesco.
Protección anterior
El quinto punto del organismo internacional también ha recibido un varapalo. Se trata de que el elemento, la fiesta de los patios cordobeses en este caso, figura en un inventario del patrimonio cultural inmaterial por parte del Estado solicitante.
Las otras dos celebraciones españolas sí lo acreditaban. Los castells forman parte del Inventario del Patrimonio Etnológico de Cataluña, administrado y actualizado por el Departamento de Cultura de la Generalitat. También el Canto de la Sibila de Mallorca forma parte de dos Registros de Bienes de Interés Cultural: el Insular y el del Estado, lo que le valió para conseguir la declaración de la Unesco.
Los Patios de Córdoba no tienen protección autonómica, que es a quien le correspondería por las competencias con las que cuenta la Junta de Andalucía. Será esta Administración quien tenga que demostrar que en su ordenamiento no existe ningún nivel de protección para este tipo de celebraciones intangibles. |
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