domingo, 28 de noviembre de 2010

Rafael Romero Barros y la Plaza del Potro


El próximo 2 de diciembre se cumplen 115 años de la muerte de Rafael Romero Barros, padre de Julio Romero de Torres, pero sobre todo, pintor paisajista, arqueólogo, fundador y director del Museo Provincial de Bellas Artes y director y profesor de la Escuela de Bellas Artes. Con él, la Plaza del Potro, donde tuvo su casa (hoy Museo de su hijo) y sus centros de trabajo, recuperó el esplendor del Siglo de Oro, cuando conoció el bullicio de transeúntes y pícaros, mentideros y mancebías. Nació en Moguer (Huelva) en 1835. En Sevilla estudió Latín y Filosofía y se formó como pintor junto a Eduardo Barrón. En 1862 se estableció en Córdoba para promover y fundar dicho Museo de Bellas Artes. Lo empezó a crear con los cuadros procedentes de los conventos suprimidos por la Desamortización, que, sólo en la capital, cerró una treintena de ellos. El Museo se estableció en el suprimido Hospital de la Caridad y allí estableció su domicilio Romero Barros, al tiempo que comenzó a formar también el Arqueológico.

En 1886, la Diputación creó la Escuela Provincial de Bellas Artes, en el edificio del Museo, y a ella se dedicó con entusiasmo Romero Barros. Con él al frente, la Escuela alumbró a artistas como los propios hijos de Romero Barros, Enrique, Rafael y Julio, Mateo Inurria, Muñoz Lucena, Sentenach, Gutiérrez de Caviedes, que llegaría a ser subdirector del Museo de Arte Moderno, de Madrid, y una larga lista de orfebres y artesanos que vieron el renacimiento de sus oficios. El antiguo Hospital de la Caridad, dedicado al cuidado de niños, era el principal edificio de la Plaza del Potro. Databa de la época de los Reyes Católicos, en él se veneraba al Señor de la Caridad (hoy en la parroquia de San Francisco) y a su cofradía pertenecieron reyes, príncipes y nobles. Hoy su fachada habla de su gran belleza y mira a la fuente que da nombre a la plaza que, junto a la de Capuchinos, Corredera y Tendillas son las más simbólicas de Córdoba.

La Fuente del Potro se realizó en 1577 y de la Posada del Potro, hoy Centro Flamenco Fosforito, ya se tienen referencias en el siglo XIV. En ella se hospedó Cervantes y es mencionada en el Quijote. El Mesón de la Madera, que cerraba la plaza por el sur, fue derribado para abrirla a la Ribera y en su lugar se colocó en 1924 un Triunfo de San Rafael, trasladado desde su original emplazamiento frente a la Colegiata de San Hipólito.
 
Implicado con la ciudad

En la Plaza del Potro, en el edificio del Museo, tenía su sede, entonces, la Real Academia de Córdoba, a la que perteneció Romero Barros, como a la de la Historia y a la de Bellas Artes de San Fernando. Implicado en la vida cultural cordobesa, participó en tertulias, escribió artículos en la prensa y, gracias a sus gestiones, el Gobierno acometió la restauraciones de la Mezquita. Romero Barros las inició, junto a Inurria, y las continuó Ricardo Velazquez Bosco.

En Córdoba creó, además su familia, casándose con Rosario de Torres y teniendo siete hijos, Rafael, Carlos, Eduardo, Enrique, Rosario, Julio y Angelita. Tomo parte activa en la Asociación de Obreros Cordobeses, ocupando el cargo de secretario hasta su muerte. La Asociación tenía por sobrenombre “La caridad sin límites”. Cuando falleció en 1895 no fue casualidad que aquellos obreros se disputasen el honor de velar el cadáver y no se separaron del él hasta que fue sepultado en San Rafael.

Por sus numerosas actividades y por su humanismo romántico, fue figura clave de una cultura cordobesa que, en el último tercio del siglo XIX comenzaba a despertarse del desastre arrasador que, hasta entonces, supuso la centuria decimonónica.

El Ayuntamiento le dedicó una calle que va de San Fernando a su Plaza del Potro y sus hijos colocaron en 1926 un busto de su padre en el patio del Museo de Bellas Artes, con una amplia trayectoria que recogía su trayectoria.

Fuente: ABC Córdoba (28/11/2010). Juan José Primo Jurado


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